domingo, junio 18, 2006

Rita Levi-Montalcini: “Vivimos dominados por impulsos de bajo nivel, como hace 50.000 años”




(Mujereshoy) El mensaje que quiere transmitir la Nobel de Medicina italiana Rita Levi-Montalcini es optimista: “Debemos dar alas al genio que cada homo sapiens lleva dentro”. Pero la realidad, señala, es que estamos “dominados por las pasiones”, en especial las agresivas.
En la larga entrevista que le hace Enric González y que este domingo publicó El País, de España, la Premio Nobel de Medicina 1986 afirma que los seres humanos “seguimos siendo animales guiados por la región límbica palocortical, sustancialmente igual en el hombre y en otros animales”.
Rita Levi-Montalcini (Turín, 1909) es una de las grandes figuras del siglo XX. Su padre, un ingeniero apasionado por las matemáticas, se negó durante años a permitirle que estudiara porque en la época se consideraba que las mujeres no hacían esas cosas. A los 20 años se le consintió por fin acceder al bachillerato superior y después a la Facultad de Medicina.
Era una joven investigadora cuando las leyes antijudías italianas de 1938 la obligaron a dejar la universidad y ocultarse para evitar la deportación. Durante la guerra trabajó como médica para la Resistencia y las tropas aliadas. En 1947 fue invitada a trabajar como neuróloga en la Universidad Washington de San Luis (EEUU), donde descubrió la proteína NGF, estimuladora del crecimiento de las fibras nerviosas. El hallazgo le valió en 1986 el Premio Nobel de Medicina.
Su hermana gemela Paola fue una gran pintora, y su hermano mayor, Gino, un célebre arquitecto. El pasado 20 de abril, dos días antes de cumplir 96 años, inauguró en Roma, donde vive, la sede del nuevo Instituto Europeo de Neurociencia.
Es autora de numerosos libros, y los más recientes –como Tiempo de acción, que acaba de publicarse– se centran en la revolución digital y en la necesidad de cambiar la educación. Su vista es deficiente y necesita de su secretaria para utilizar Internet, una de sus herramientas favoritas, pero conserva la vitalidad, la ironía y la lucidez.
Estos son algunos fragmentos de la entrevista concedida a Enric González:
P.: : ¿Nos queda margen para seguir evolucionando?
Rita Levi-Montalcini: No desde el punto de vista somático. Sí desde el punto de vista de la informática. La informática nos da acceso a otro mundo que para nuestros predecesores, hace sólo medio siglo, no existía. A falta de un nuevo desarrollo de la neocorteza, disponemos de los ordenadores.
P.: En teoría, disponemos también de la manipulación genética.
R.: Odio esa opción. La manipulación genética no debe ser utilizada. No tenemos derecho a hacer nacer bebés a la carta. No es aceptable fabricar niños con los cabellos rubios, los ojos verdes, tal característica o tal otra. Eso va más allá de los límites de la moral. Lo rechazo absolutamente.
P.: Hablemos aún de la evolución en los otros animales. ¿Hay posibilidad de evolución en los insectos, por ejemplo?
R.: No. El insecto de hoy es igual al de hace millones de años. El insecto no tiene ninguna posibilidad. Por lo que sabemos, está totalmente determinado, desde el punto de vista del presente y del futuro. No registra ninguna evolución. Los insectos pueden sobrevivir a la humanidad por su constitución, por su capacidad para hacer frente a las circunstancias, pero no pueden cambiar.
P.: Nosotros hemos cambiado parcialmente. ¿Por qué somos más inteligentes que hace 50.000 años, pero no somos más buenos?
R.: No somos más buenos por el componente límbico cerebral que sigue dominando nuestra actividad. Vivimos como en el pasado, como hace 50.000 años, dominados por las pasiones y por impulsos de bajo nivel. No estamos controlados por el componente cognitivo, sino por el componente emotivo, el agresivo en particular. Seguimos siendo animales guiados por la región límbica palocortical, sustancialmente igual en el hombre y en otros animales. Nuestras opciones de mejora moral pasan por las circunvoluciones neocorticales que afortunadamente tenemos.
P.: Dice usted “afortunadamente”. Esa peculiaridad en la corteza del cerebro, ¿es una suerte, una casualidad?
R.: Quién sabe. No estamos dirigidos. Como todas las evoluciones, la nuestra ha sido casual, una reacción frente a la necesidad. Esa es nuestra historia. No se ha tratado de un desarrollo dirigido por un ente divino. Nos hemos desarrollado como otros animales; algunos han adquirido ciertas capacidades, nosotros hemos conseguido la neocorteza, y eso nos ha llevado a dominar el planeta y a situarnos por encima de las leyes de causalidad que nos han conducido hasta aquí.
P.: Este “aquí” significa, por ejemplo, el siglo XX, que dice poco en favor del humano. No es fácil mantener la fe en nosotros mismos.
R.: ¿Por qué lo dice?
P.: Usted, que ha vivido casi todo el siglo XX, conoce sus errores mejor que yo.
R.: Sí, hemos sufrido el horror de la shoah, el horror del nazismo, el horror del fascismo, todos los frutos del componente palocortical. He escrito bastante sobre eso. Mire, no sé hacia dónde vamos, pero estoy segura de que debemos librarnos de ese pasado nefasto. Porque si asumimos una visión catastrofista del ser humano, estamos acabados. La vida se hace inútil. Yo también me siento interiormente incapaz de ser optimista, pero hay que serlo, cueste lo que cueste. Hay que mantener la confianza en el futuro.
P.: Seamos positivos. ¿Cuáles han sido las cosas más positivas del pasado siglo?
R.: Desde el punto de vista científico, el desarrollo ha sido extraordinario, y no hace falta enumerar la exploración del átomo, del ADN... Desde el punto de vista ético hemos sido capaces de vencer a Hitler, a Mussolini, a Stalin, lo que no está nada mal. Mire, la conclusión que puede extraerse del siglo XX es que debemos cambiar los mecanismos de instrucción y la relación errónea entre los adultos y los niños.
P.: Algunos aspectos de la educación han empezado a cambiar. Cuando usted era joven, las mujeres no solían acceder a una instrucción universitaria. Usted no pudo estudiar hasta... R.: Ese cambio que dice usted afecta a los países de alto nivel cultural, no al islam ni a la mayoría de los países del sur. Un pequeño porcentaje de mujeres, en el que me incluyo, tiene suerte y disfruta ahora de ciertos derechos.
P.: Dentro del debate ético sobre la investigación científica, ¿cuáles son los límites? Las únicas posiciones claras, y obviamente restrictivas, parecen ser las cristianas.
R.: Yo no soy católica, estoy fuera de cualquier religión. Soy agnóstica. Laica y agnóstica. Lo demás no lo tengo en cuenta. Respeto todos los puntos de vista.
22/12/2005
La exclusión fomentó entre los judíos los trabajos intelectivos: pueden prohibírtelo todo, ¡pero no que pienses! Y es cierto que hay muchos judíos entre los premios Nobel...
- ¿Cómo celebrará sus 100 años?- Ah, no sé si viviré, y además no me placen las celebraciones. ¡Lo que me interesa y me da placer es lo que hago cada día!
- ¿Y qué hace?
- Trabajo para becar a niñas africanas para que estudien y prosperen ellas y sus países. Y sigo investigando, sigo pensando...
- No se jubila.- ¡Jamás! ¡La jubilación está destruyendo cerebros! Mucha gente se jubila, y se abandona... Y eso mata su cerebro. Y enferma.
- ¿Y cómo anda su cerebro?- ¡Igual que a mis 20 años! No noto diferencia en ilusiones ni en capacidad. Mañana vuelo a un congreso médico...
- Pero algún límite genético habrá...
- No. Mi cerebro pronto tendrá un siglo..., pero no conoce la senilidad. El cuerpo se me arruga, es inevitable, ¡pero no el cerebro!
- ¿Cómo lo hace?
- Gozamos de gran plasticidad neuronal: aunque mueran neuronas, las restantes se reorganizan para mantener las mismas funciones, ¡pero para ello conviene estimularlas!
- Ayúdeme a hacerlo.
- Mantén tu cerebro ilusionado, activo, hazlo funcionar, y nunca se degenerará.
- ¿Y viviré más años?
- Vivirá mejor los años que viva, que eso es lo interesante. La clave es mantener curiosidades, empeños, tener pasiones...
- La suya fue la investigación científica...
- Sí, y sigue siéndolo.
- Descubrió cómo crecen y se renuevan las células del sistema nervioso...
- Sí, en 1942: lo llamé nerve growth factor (NGF, factor de crecimiento nervioso), y durante casi medio siglo estuvo en entredicho, ¡hasta que se reconoció su validez y en 1986 me dieron por ello el premio Nobel!
- ¿Cómo fue que una chica italiana de los años veinte se convirtió en neurocientífica?
- Desde niña tuve el empeño de estudiar. Mi padre quería casarme bien, que fuese buena esposa, buena madre... Y yo me negué. Me planté y le confesé que quería estudiar...
- Qué disgusto para papá, ¿no?
- Sí. Pero es que yo no tenía una infancia feliz: me sentía patito feo, tonta y poca cosa... Mis hermanos mayores eran muy brillantes, y yo me sentía tan inferior...
- Veo que convirtió eso en un estímulo...- Me estimuló también el ejemplo del médico Albert Schweitzer, que estaba en África para paliar la lepra. Deseé ayudar a los que sufren, ¡ése era mi gran sueño...!
- Y lo ha hecho..., con su ciencia.
- Y, hoy, ayudando a niñas de África para que estudien. Luchemos contra la enfermedad, sí, ¡pero todo mejorará si acaba la opresión de la mujer en esos países islamistas...!
- La religión ¿frena el desarrollo cognitivo?
- Si la religión margina a la mujer frente al hombre, la aparta del desarrollo cognitivo.
- ¿Existen diferencias entre el cerebro del hombre y el de la mujer?
- Sólo en las funciones cerebrales relacionadas con las emociones, vinculadas al sistema endocrino. Pero en cuanto a las funciones cognitivas, no hay diferencia alguna.
- ¿Por qué todavía hay pocas científicas?
- ¡No es así! ¡Muchos hallazgos científicos atribuidos a hombres los hicieron en verdad sus hermanas, esposas e hijas!
- ¿De veras?
- No se admitía la inteligencia femenina, y la dejaban en la sombra. Hoy, felizmente, hay más mujeres que hombres en la investigación científica: ¡las herederas de Hipatia!
- La sabia alejandrina del siglo IV...
- Ya no acabaremos asesinadas en la calle por monjes cristianos misóginos, como ella. Desde luego, el mundo ha mejorado algo...
- Nadie ha intentado asesinarla a usted...
- Durante el fascismo, Mussolini quiso imitar a Hitler en la persecución de judíos..., y tuve que ocultarme por un tiempo. Pero no dejé de investigar: monté mi laboratorio en mi dormitorio... ¡y descubrí la apoptosis, que es la muerte programada de las células!
- ¿Por qué hay tan alto porcentaje de judíos entre científicos e intelectuales?
- La exclusión fomentó entre los judíos los trabajos intelectivos: pueden prohibírtelo todo, ¡pero no que pienses! Y es cierto que hay muchos judíos entre los premios Nobel...
- ¿Cómo se explica usted la locura nazi?- Hitler y Mussolini supieron hablar a las masas, en las que siempre predomina el cerebro emocional sobre el neocortical, el intelectual. ¡Manejaron emociones, no razones!
- ¿Sucede eso ahora?- ¿Por qué cree que en muchas escuelas de Estados Unidos se enseña el creacionismo en vez del evolucionismo?
- ¿La ideología es emoción, es sinrazón?
- La razón es hija de la imperfección. En los invertebrados todo está programado: son perfectos. ¡Nosotros, no! Y, al ser imperfectos, hemos recurrido a la razón, a los valores éticos: ¡discernir entre bien y mal es el más alto grado de la evolución darwiniana!
- ¿Nunca se ha casado, no ha tenido hijos?
- No. Entré en la jungla del sistema nervioso ¡y quedé tan fascinada por su belleza que decidí dedicarle todo mi tiempo, mi vida!
- ¿Lograremos un día curar el alzheimer, el parkinson, la demencia senil...?
- Curar... Lo que lograremos será frenar, retrasar, minimizar todas esas enfermedades.
- ¿Cuál es hoy su gran sueño?
- Que un día logremos utilizar al máximo la capacidad cognitiva de nuestros cerebros.
- ¿Cuándo dejó de sentirse patito feo?
- ¡Aún sigo consciente de mis limitaciones!
- ¿Qué ha sido lo mejor de su vida?
- Ayudar a los demás.
- ¿Qué haría hoy si tuviese 20 años?-
¡Pero si estoy haciéndolo!
LVD.-