miércoles, abril 26, 2006

Gabrielli: LA VIDA ME HIZO ARTISTA, MIRTA NAROSKY





Esta entrevista, pensada y escrita a miles de kilómetros, podría comenzar con una frase: esta es el alma de Mirta Narosky, argentina, artista, madre de dos hijos y sobre todo, de sus sueños, pintora por belleza y oficio. Y no perdería el color de sus palabras, ni la indefinición de sus ojos violetas, o el enorme vicio del compromiso, la jugada personal, el brote primaveral de la búsqueda, la persistencia de un derrotero que le viene de la infancia y ella dibuja en el imaginario real de sus sentidos el futuro que le viene llegando, un presente que volverá a suceder. Los pinceles de Narosky pintan la vanguardia, no por moda, acomodo, sino porque se declara transgresora. "Lo que se pretende vender como vanguardia en lo light y yo creo en la metáfora del Arte. No considero que en épocas frívolas los artistas debemos serlo también. Alcanza con nuestra metáfora y nuestros conceptos y conocimientos para contar lo que vivimos. Lamentáblemente no es únicamente un mal latinoamericano...es un mal bastante globalizado. Pero ya cambiará".
Nos quiere decir que el alma está en lo que amamos, la gente, las cosas, la vida, la mirada personal de lo que nos rodea, somos y hacemos, construimos en verdad. El Arte inquieta, sacude, aturde, alerta. El Arte, nos dijo Bertold Brecht, nos hace ver lo que no existe en nuestro mundo. Un buen comienzo para comenzar a abrir los ojos.
Retratar a una pintora es una gran abstracción, es poner pincel sobre pincel, definir el color sobre el color, interpretar un sueño, entrar en un lienzo vacío antes del alba y desde adentro mirar como acomoda sus dedos, ojos, cuerpo y sentir su respiración. No sé si este sea un buen comienzo, porque Narosky se definió así: “Soy vanguardista porque respeto la belleza y el oficio. No me interesan las formas, me seduce lo genuino y lo profundo. Así de rotunda. Nacida en Lanús, provincia de Buenos Aires. El origen es mucho más que un dato, como el entorno, la atmósfera que respira un creador, lo que le contamina, esa ausencia de piso y espíritu de permanencia, todo a la vez, ser lo que se es. Y la convicción de Mirta Narosky, famosa por sus sombreros, por la belle époque que lleva en sí misma, su espíritu, lo esencial, concluye con naturalidad de flor de ningún florero: soy artista “La vida me hizo artista, que es una forma de vida distinta.” Nos habla desde su estudio, detrás de un ordenador, una de sus madrugadas bajo la humedad, el sorbo del Dios que sopla frente a una ventana, en la orilla de Buenos Aires, la luz de un viejo cristal donde otra ciudad más lejana, no tan ausente, a la mano de los sueños, crece inevitable en el lento río que la envuelve y sueña.
En la plástica latinoamericana y argentina, precisa, me siento vanguardia. Es mi propuesta, dentro de la realidad, me debo al color, las formas, y yo diría, a veces, a un barroco voluptuoso, onírico. Es audaz, como debe ser el color, en la indefinición de grises y tonalidades que no siempre son las mismas, pero muy precisa y terminante en el rojo que la sustancia y reafirma. ¿Influencias, preguntamos? "Me siento sin influencia directa." Pero cita a Bacon, Rembrandt, Berni (argentino) y "muchos más que han viajado por mis sueños y dejado su huella". Los cuerpos desnudos de las figuras de Narosky, bordean en sus pieles el límite de sus estructuras y estiran su musculatura enmarcados en un rojo sangrante. Es la representación que vemos en esta página. Expresión de lo figurativo, la energía que devuelve el cuerpo y lo crispa: Rembrandt tal vez le enseñó el peso indiscutido de lo sublime. He visto otras pinturas de M.N., que penden del hilo del universo, lo que ella ve, transmite, siente, esa expresión real de la fuerza y desamparo, una manera de enfrentar solidariamente el más allá, esa esquina inexpugnable del alma. ¿Dónde está un artista, sino en su tiempo? Nada más real que la época que mece su mano, la mano que que se deliza por la textura y llega al pozo. Reconoce el fondo blanco de las cosas vividas, la marea absoluta del reflejo de los sueños, un espacio de luz y sombras, destellos, algo por nombrarse. No sólo las palabras nombran las cosas y objetos, los lugares o las personas, ni son ellas las únicas que fundan. El color y la forma, crean algo más que un nuevo espacio, establecen ante nosotros, incorporan una nueva manera de ver. Sólo me atrae lo que me conmueve. No me interesan las formas, me seduce lo genuino y lo profundo es no visto, ello, es también una inauguración de lo nuevo. Allí es donde se expresa Mirta Narosky con su propio temperamento y asume la voz de su color. "Se siente poeta porque poesía y pintura eluden la razón y llegan al alma." En esa esfera de un colorido intenso, con su propio lenguaje, Narosky reitera su obsesión por los límites cerrados en sí mismos, que no es más que la presión del infinito. Hay voz callada, espanto de un perímetro visual y una atmósfera cargada en toda su intensidad. Ahonda en ese acuoso ámbito del alma, un terreno aparentemente vedado que ella va descubriendo. Berni, su admirado compatriota, no se conformó con la realidad, porque creía en la libertad, y no dejó de manifestarse en su arte, con su tiempo.
Mirta Narosky, de ascendencia lituana, ucraniana, turca y siria, estudió en la Facultad de Bellas Artes Licenciatura y profesorado en Artes Plásticas. Pero yo diría, sin temor a equivocarme, que es una argentina de su tiempo y de otro, ese que arrastra Buenos Aires en la fundación de sus alas, lo que el río lleva en su cause, la lengua escrita y adivinada, la parla, y todo eso que le viene de tan lejos en el cruce, hasta descender en el puerto y anclar en la palma de la mano de una ciudad que ya le pertenecía. Si el pasado es importante, los antepasados, aún más, porque nunca dejamos de pasar, suceder, y somos esa acumulación de sangre vieja y nueva, la vena hinchada de Nuestra América. La ciudad porteña es el imán de italianos, españoles, alemanes, judíos, rusos, eslavos, polacos, irlandeses, árabes, ingleses, bolivianos, peruanos, chilenos, constructores de su porvenir, que marcan y definen a la nación argentina, a su gente. Del vicio autoritario, la noche argentina, y de la lucidez de sus escritores, artistas, pintores, pueblo, de las raices todas de su gente sobre su geografía, el inmenso cuerpo camina sin su eslabón esclavo, aquella libertad y no otra, que una nueva, inaugural ruta. Mirta Narosky ha dicho, entre otras cosas, que su lugar es aquí y ahora en la Argentina, "país permanentemente convulsionado, complejo de entender, políticamente incomprensible....pero súmamente interesante y bello en su naturaleza. No lo cambiaría. Lo amo de todas formas y es mi eterna fuente de inspiración" Se ama lo que se conoce y vive, también se critica y analiza, con la misma intensidad, eso que tanto se vuelve amar y duele y produce felicidad, desencuentros, dudas, pero que es la realidad propia, única que amanece con uno en el día a día. Ese es el lugar, la atmósfera, el oxígeno, el tiempo para el asombro, lo nuevo, vulgar, la contradicción, el paraíso de las paradojas. Que se diga lo contrario, es lo real. El espacio de todos y el riesgo también. No hay cuerpo sin sombra. El escenario donde la vida se recicla y todos copiamos sus gestos y llegamos a formar parte de su olvido. El secreto pudiera estar en nosotros mismos. Mirta Narosky se reconoce en su propio espacio, "que es de 4 por 7 metros, doble altura, entrada de luz natural, techo a dos aguas y un montacargas que trae a los alumnos directamente de la calle a mi estudio". Ahí el tiempo la nombra y la tela la recibe. No hay más espacio que el que uno construye. ¿Qué significa pintar para ti Mirta, le pregunto? No veo, a tanta distancia, el rostro, el gesto, la inflexión, porque la distancia prohibe casi todo frente al interlocutor. Dice por ahí en sus apuntes para estas notas de paso por su pintura, que se queda respondiendo cuestionarios, entrevistas por Internet, hasta las dos de la mañana y que duerme poco. Entra, seguro, en un circuito íntimo con la palabra en su propio colorido y abecedario plástico, la sombra que no se apaga después de esa noche.
" Pintar es vivir, es construir belleza desde el espanto. (no me agrada el mundo que hemos construido), es dar sentido a mi existencia y algunas veces ayudar a otros a encontrar el suyo, es comunicarse con miles de seres humanos de culturas diferentes pero esencia similar.... es mi sentido en la vida". Desde su estudio, en la madrugada, ordena sus ideas, lo actuado, ganado, lo hecho, un balance tal vez de las pérdidas que siempre existen y barajan los días. Tengo muchísimo trabajo hecho. Ferias internacionales, murales, premios nacionales e internacionales, he dictado cursos y he dado conferencias, ilustrado libros, trabajado para los derechos humanos. Así responde a una especie de pregunta cajón, clisé, el formato periodístico, la pregunta clásica, la indagación de la obra, un poco el curículum para el escaparate. Y a Mirta N. no le hace mucha gracia. Su respuesta es menos ortodoxa, tradicional o clásica. Pero el lector quiere ubicarse frente a quién está, datos, que pasó con esa persona en todo este tiempo, porque adora la evaluación, una medida. Los datos detrás de las personas, que muchas veces nos dicen todo, nada y dejan en el absoluto misterio de lo probable. No le gusta enumerar los éxitos, detallar los logros, pero ya daremos cuenta de ello en algún lugar de esta entrevista. ¿Describir un día? Repite la pregunta y seguro mira para el cielorraso y ríe por el tamaño del absurdo de la pregunta, "Un día de mi vida estresaría a cualquiera: Hijos, cocina, casa, clases, tareas con mis hijos, permanente búsqueda de supervivencia, amigos, novios, relaciones públicas, exposiciones, visitas de personas a mi estudio, pintar, dibujar, pintar, contestar entrevistas por internet a las dos de la mañana, dormir poco y levantarme a las 6 para mandar mis hijos a la escuela." Pero en verdad es un día largo de comienzo a fin y la pintora se siente madre no sólo de sus cuadros. Es la máquina de la vida, las exigencias de una ciudad de 11 o más millones, de la velocidad de estos tiempos. El tiempo se toma su tiempo, la noche pareciera no tener rostro, el día es largo, pero no alcanza. La ciudad traga las horas, descompone los minutos, absorbe el calendario.
¿Cuántas veces descenderá o subirá por el montacarga M.N.? Una buena pregunta. La poesía está presente en su vida. En el color se expresa, pero también cree en las palabras." Adoro, Reír llorando, del mexicano Juan de Dios Peza:
REÍR LLORANDO
Viendo a Garrik —actor de la Inglaterra—el pueblo al aplaudirle le decía: «Eres el mas gracioso de la tierra y el más feliz...» Y el cómico reía.Víctimas del spleen, los altos lores, en sus noches más negras y pesadas, iban a ver al rey de los actoresy cambiaban su spleen en carcajadas.Una vez, ante un médico famoso,llegóse un hombre de mirar sombrío: «Sufro —le dijo—, un mal tan espantoso como esta palidez del rostro mío.»Nada me causa encanto ni atractivo; no me importan mi nombre ni mi suerte en un eterno spleen muriendo vivo, y es mi única ilusión, la de la muerte».—Viajad y os distraeréis. — ¡Tanto he viajado! —Las lecturas buscad. —¡Tanto he leído! —Que os ame una mujer. —¡Si soy amado! —¡Un título adquirid! —¡Noble he nacido!—¿Pobre seréis quizá? —Tengo riquezas —¿De lisonjas gustáis? —¡Tantas escucho! —¿Que tenéis de familia? —Mis tristezas —¿Vais a los cementerios? —Mucho... mucho...—¿De vuestra vida actual, tenéis testigos? —Sí, mas no dejo que me impongan yugos;yo les llamo a los muertos mis amigos; y les llamo a los vivos mis verdugos.—Me deja —agrega el médico— perplejo vuestro mal y no debo acobardaros; Tomad hoy por receta este consejo:sólo viendo a Garrik, podréis curaros.—¿A Garrik? —Sí, a Garrik... La más remisa y austera sociedad le busca ansiosa; todo aquél que lo ve, muere de risa:tiene una gracia artística asombrosa.—¿Y a mí, me hará reír? —¡Ah!, sí, os lo juro, él sí y nadie más que él; mas... ¿qué os inquieta?—Así —dijo el enfermo— no me curo; ¡Yo soy Garrik!... Cambiadme la receta.¡Cuántos hay que, cansados de la vida, enfermos de pesar, muertos de tedio, hacen reír como el actor suicida, sin encontrar para su mal remedio!¡Ay! ¡Cuántas veces al reír se llora! ¡Nadie en lo alegre de la risa fíe, porque en los seres que el dolor devora, el alma gime cuando el rostro ríe!Si se muere la fe, si huye la calma, si sólo abrojos nuestra planta pisa. El lanza a la faz la tempestad del alma, un relámpago triste: la sonrisa. Carnaval del mundo engaña tanto, que las vidas son breves mascaradas; aquí aprendemos a reír con llanto y también a llorar con carcajadas.
Continúa...
Rolando Gabrielli

lunes, abril 24, 2006

Thomas Merton (monje trapense): La lluvia y el rinoceronte


Déjenme decir esto antes de que la lluvia se vuelva un servicio público que ellos puedan planificar y distribuir por dinero. Con "ellos" me refiero a los incapaces de entender que la lluvia es un festival, gente que no aprecia su gratuidad, pensando que lo que no tiene precio carece de valor y que lo que no puede venderse no es real, de tal modo que para que algo sea verdadero resulta preciso colocarlo en el mercado. Vendrá un tiempo en el cual te venderán hasta tu propia lluvia. Por el momento es gratis todavía, y estoy en ella. Celebro su gratuidad, y su carencia de significado.
Esta lluvia en la cual estoy no es como la lluvia de las ciudades. Llena los bosques con un sonido inmenso y perplejo, Cubre el techo plano de la cabaña y su galería con ritmos persistentes y regulados. Y la escucho, porque me recuerda una y otra vez que todo el mundo anda en base a ritmos que aún no han aprendido a reconocer, ritmos que no son los de una maquinaria.
Anoche subí aquí desde el monasterio, chapaleando por el maizal, dije Vísperas, y para cenar puse algo de avena en la lámpara Coleman. Hirvió hasta desbordarse mientras yo escuchaba la lluvia y tostaba un pedazo de pan en el fuego de leña. La noche se volvió muy oscura. La lluvia rodeó toda la cabaña con su mito inmensamente virginal, un mundo entero de significado, de secreto, de silencio, de rumor. Piénsenlo: ¡Todo ese discurso chorreante, no vendiendo nada, no juzgando a nadie, empapando la espesa alfombra de hojas muertas, remojando los árboles, llenando de agua las zanjas y quebradas del bosque, lavando esas laderas que el hombre ha desnudado! ¡Qué gran cosa es sentarse absolutamente solo, en el bosque, de noche, mimado por este idioma maravilloso, ininteligible e inocente hasta la perfección, la lengua más alentadora del mundo una charla que la lluvia establece encima de los cerros y la conversación de los arroyos en todas las cañadas!
Nadie la inició, nadie va a detenerla. Esta lluvia continuará hablando todo lo que quiera. Mientras lo haga, seguiré escuchándola.
Pero también voy a dormir, pues aquí en este descampado he aprendido cómo dormir de nuevo. Aquí no soy un forastero. Conozco los árboles, conozco la noche, conozco la lluvia. Cierro los ojos e instantáneamente me hundo en todo un mundo lluvioso del cual soy parte, y el mundo prosigue conmigo en él, ya que no le resulto extraño. Soy extraño a la barahúnda de las ciudades, de las muchedumbres, a la avaricia de una maquinaria que no duerme, al zumbido del poder que devora la noche. Me resulta imposible dormir donde se menosprecia la lluvia, la luz solar y la tiniebla. No confío en nada que haya sido manufacturado para sustituir el clima del bosque o praderas. No puedo confiar en sitios donde el aire es primero descompuesto y luego depurado, donde primero envenenan el agua y después la purifican con otros venenos. No existe en el mundo de los edificios nada que no sea fabricado, y si por equivocación un árbol se mete en las casas de departamentos, se le enseña a crecer químicamente. Se le da una razón precisa para existir. Le cuelgan un cartel que dice: por la salud, la belleza, la perspectiva. que es por la paz, la prosperidad; que fue plantado por la hija del intendente. Todo esto es mistificación. La mismísima ciudad vive su propio mito. En vez de despertar y existir silenciosamente, la gente de la ciudad prefiere un sueño caprichoso y fabricado; a ellos no les importa ser parte de la noche, o ser meramente del mundo. Han edificado un mundo, contra el mundo, un mundo de ficciones mecánicas que desprecia la naturaleza y sólo busca sacar provecho de ella, impidiendo así que ella y el hombre se renueven.
Por supuesto que el festival de la lluvia no puede detenerse, ni siquiera en la ciudad. La mujer de la despensa se escabulle por la acera con un diario sobre su cabeza. Las calles, lavadas súbitamente, se vuelven transparentes y cobran vida, y el ruido del tráfico se convierte en un chapoteo de fuentes. Uno casi podría pensar que el hombre urbano, bajo el chaparrón, tendría que tomar en cuenta a la naturaleza en su humedad y frescura, su bautismo y su renovación. Pero la lluvia no trae renovación a la ciudad, sino apenas para el clima del día siguiente, y el destello de las ventanas en altos edificios no tendrá entonces nada que ver con el nuevo cielo. Toda realidad permanecerá entre esos muros, en algún rincón, contándose y vendiéndose con una determinación fantásticamente compleja. Entretanto, los obsesionados ciudadanos se sumergen en la lluvia soportando la carga de sus obsesiones, levemente más vulnerables que antes, pero todavía captando muy escasamente las realidades externas. No ven que las calles brillan hermosamente, que ellos mismos están caminando sobre estrellas y agua, que van corriendo sobre cielos para alcanzar un ómnibus o un taxi, para protegerse de algún modo comprimidos por humanos irritados, los rostros de los avisos y el ruido opaco, cretino, de una música no identificada. Pero deben saber que allí afuera hay humedad. Tal vez hasta la sientan. Yo no podría decirlo. Sus quejas son mecánicas y carecen de aliento.
Naturalmente, nadie puede creer las cosas que ellos dicen acerca de la lluvia. Todo implica una mentira básica: solamente la ciudad es real. Ese tiempo, al no haber sido planeado, no estando fabricado, es una impertinencia, es un quiste en el rostro del progreso. (Apenas una sencilla operacioncita y todo ese despilfarro podría volverse relativamente tolerable. Que el comercio haga lluvia. Esto le daría significación).
Thoreau se sentaba en su cabaña y criticaba al ferrocarril. Yo me siento en la mía y cavilo sobre un mundo que, bueno, ha progresado. Debo leer Walden otra vez, y ver si Thoreau ya conjeturaba que él mismo era parte de lo que pensaba poder eludir. Pero no se trata de escapar. Ni siquiera es cuestión de protestar muy alto. La tecnología está acá, aún en la cabaña. Es cierto, la línea de la usina no está aquí todavía, por lo tanto tampoco ha llegado la General Electric. Cuando la usina y la General Electric entren tomadas de la mano a mi cabaña no será culpa de nadie, excepto la mía. Lo admito. A nadie trato de engañar, ni siquiera a mi mismo. Sufriré en silencio su fanfarronada y sus complacencias paternalistas. Les dejaré creer que saben lo que estoy haciendo acá.
Están convencidos de que me estoy divirtiendo.
Esto ya me lo hizo ver de un golpe mi linterna Coleman. Hermosa lámpara: quema gas blanco y canta defectuosamente, pero emite una fantástica luz verde con la que leo a Filoxenes, un ermitaño sirio del siglo sexto. Filoxenes encaja con al lluvia y el festival nocturno. Más sobre esto volveré dentro de un rato. Entretanto: ¿Qué me dice mi farol Coleman? (La filosofía Coleman viene impresa en la caja de cartón que, con remordimiento, no he barnizado como se requería, sino que tiré en la leñera detrás de los troncos de nogal). Coleman dice que la luz es buena, por esta razón: "Estira los días dando más horas de goce".
¿No puedo estar en los bosques sin alguna razón especial? ¡Estar en el bosque, de noche, en la cabaña, es algo demasiado excelente para justificarlo o explicarlo! Meramente es. Siempre hay algunos pocos que están en el bosque de noche, bajo la lluvia (porque si no los hubiera el mundo ya se habría terminado), y yo soy uno de ellos. No nos estamos divirtiendo, no estamos teniendo algo, no estamos estirando nuestros días, y si nos divirtiéramos ello no sería medido por horas. Aunque por cierto la diversión parece ser eso: un estado de excitación difusa que puede medirse con el reloj y estirarse con un artefacto.
No hay reloj capaz de medir el coloquio de esta lluvia que cae durante toda la noche en el monte anegado y solitario.
Por supuesto, a las tres y media de la madrugada pasa el avión del Comando Aéreo Estratégico, con su luz roja parpadeando, bajo las nubes, peinando las cumbres arboladas en el costado sur del valle, cargado con medicina poderosa. Muy fuerte. Lo suficiente como para calcinar todos estos bosques y nuestras horas de diversión hasta las eternidades.
Y ello me trae a Filoxenes, un sirio que se divertía en el siglo sexto, sin el beneficio de los artefactos y menos aún de disuasivos nucleares.
Filoxenes, en su novena memoria (sobre la pobreza) a quienes viven en soledad, expresa que no hay explicación ni justificación para la vida solitaria, puesto que carece de ley. Ser un contemplativo, por lo tanto, es ser un fuera de la ley. Como lo fue Cristo. Como lo fue Pablo.
Quien no esté solo, dice Filoxenes, no ha descubierto su identidad. Parecería estar solo, tal vez se experimenta cono individuo. Pero al hallarse voluntariamente encasillado limitado por las leyes y las ilusiones de la existencia colectiva, no tiene más identidad que un nonato en el vientre. Aún no es consciente. Es un forastero de su propia verdad. Posee sentidos, pero no puede usarlos. Tiene vida, pero no identidad. Para tener identidad, tiene que despertar, y percibir. Pero para despertar, tiene que aceptar la vulnerabilidad y la muerte. No por ellas mismas: tampoco por estoicismo o desesperación. Sino únicamente por la invulnerable realidad interior que no podemos reconocer (que solamente podemos ser), pero a la cual despertamos recién cuando vemos la irrealidad de nuestra vulnerable corteza. El descubrimiento de este ser interior es un acto y una afirmación de la soledad.
Ahora bien, si tomamos nuestra corteza vulnerable como nuestra identidad verdadera, si pensamos que nuestra máscara es nuestra cara verdadera, la protegeremos con fabricaciones aunque ello nos cueste violar nuestra propia verdad. Tal parece ser el propósito colectivo de la sociedad: cuanto más se dedican a ello los hombres, más certeramente se vuelve una ilusión colectiva. hasta que al final tenemos la dinámica enorme, obsesiva e incontrolable de las fabricaciones diseñadas para proteger meras identidades ficticias. Es decir, sujetos considerados como objetos. Sujetos que pueden dar un paso atrás y verse a sí mismos divirtiéndose (una ilusión que les calma con la impresión de ser reales).
Tal es la ignorancia que se toma como fundamento axiomático de todo conocimiento en la colectividad humana: a fin de experimentarse a sí mismo como real uno tiene que suprimir su conciencia de ser incidental, su irrealidad, su estado de carencia radical. Esto se logra elaborando una percepción de uno mismo como alguien que no tiene necesidades que no pueda satisfacer de inmediato. Básicamente, se trata de una ilusión de omnipotencia: una ilusión que la colectividad se adjudica a sí misma, y que acepta compartir con sus miembros individuales de modo proporcional según se sometan a sus fabricaciones más centralizadas y más rígidas.
Uno tiene necesidades, pero si se porta bien y se conforma, puede tener una proporción del poder colectivo. Entonces podrá saciar todas sus carencias. entretanto, a fin de poder incrementar su poder sobre uno, la colectividad aumenta sus necesidades. También estrecha su reclamo de conformismo. De este modo, uno se compromete más y más con la ilusión colectiva de manera proporcional, según se vaya endeudando sin esperanzas con el poder colectivo.
¿Cómo funciona tal cosa? La colectividad instruye y modela tu voluntad de felicidad ("diviértete") brindándote imágenes irresistibles de vos mismo como te gustaría ser: divirtiéndote de un modo tan perfectamente creíble que no permite interferencias de dudas conscientes. Teóricamente, semejante diversión puede ser tan convincente que uno ya no percibe siquiera una remota posibilidad de que se vuelva algo menos gratificante. En la práctica, una diversión costosa siempre admite una duda, que desemboca en otra necesidad mayor, que por su parte exige una satisfacción todavía más creíble y más costosamente refinada, que de nuevo vuelve a fallarte. El ciclo concluye en la desesperación.
Dado que vivimos en el vientre de la ilusión colectiva, nuestra libertad resulta abortada. Nuestro potencial para el goce, la paz y la libertad jamás es liberado. Jamás puede utilizarse. Somos prisioneros de un proceso, una dialéctica de promesas falsas y decepciones reales que culminan en la futilidad.
Dice Filoxenes:"El niño nonato es ya perfecto y se halla plenamente constituido en su naturaleza con todos sus sentidos y miembros, pero no puede utilizarlos en sus funciones naturales. Porque en el vientre no le es posible fortalecerlos o desarrollarlos para tal uso".
Ahora bien, dado que a todas la cosas les llega su tiempo, hay un periodo para el nonato. Claro está, debemos comenzar en el vientre social. En el mito colectivo hay un tiempo para la calidez. Pero llega el momento de nacer. Quien nace espiritualmente como una identidad madura, queda liberado del vientre aprisionante del mito y del prejuicio. Aprende a pensar por sí mismo, no guiado ya por los dictados de la necesidad y por los sistemas y procesos diseñados para crear necesidades artificiales que luego serán satisfechas.
Esta emancipación puede tener dos formas: inicialmente, la de la vida activa, que se libera del sometimiento a la necesidad considerando y atendiendo las necesidades de los otros, sin ideas de interés personal o compensación. Y segundo, la vida contemplativa, que no debe construirse como una fuga del tiempo y la materia, de la responsabilidad social y de la vida de los sentidos, sino más bien como un avance hacia la soledad y el desierto, una confrontación con la pobreza y la variedad, una renuncia al Yo empírico, en presencia de la muerte y la nada, a fin de superar la ignorancia y el error que surgen del miedo a no ser nada. El hombre que osa estar solo puede llegar a ver que el vacío y la inutilidad que la mente colectiva teme y condena son condiciones fundamentales para el encuentro con la verdad.
Es en el desierto de la soledad y la vaciedad que el miedo a la muerte y la necesidad de autoafirmación se descubren como ilusorios. Cuando esto se ve de frente, la angustia no es necesariamente vencida, pero puede aceptarse y comprenderse. Así en el corazón de la angustia se hallan los dones de la paz y la comprensión: no simplemente en la iluminación y la liberación personales, sino mediante el compromiso y la afinidad, ya que el contemplativo debe asumir la angustia universal y su ineludible condición de hombre mortal. El solitario, lejos de confinarse en sí mismo, se vuelve cada hombre. Habita en la soledad, la pobreza, la indigencia de todo hombre.
Es en ese sentido que el ermitaño, según Filoxenes, imita a Cristo. Pues en Cristo, Dios toma para Sí la sociedad y el desamparo del hombre: todo hombre. Desde el instante en que Cristo se fue al desierto para ser tentado, la soledad, la tentación y el hambre de cada hombre se volvieron la soledad, la tentación y el hambre de Cristo. Pero en cambio, el don de la verdad con que Cristo disipó los tres tipos de ilusión ofrecidos en su tentación (seguridad, prestigio y poder) puede convertirse en nuestra propia verdad, solo si podemos aceptarlo. También se nos ofrece en la tentación. Dijo Filoxenes: "Ve tú al desierto sin llevar contigo nada del mundo, y contigo irá el Espíritu Santo. Mira la libertad con que Jesús se fue y vete como El; mira dónde ha dejado las reglas del hombre; deja las reglas del mundo donde El dejó la ley y sal con El a combatir el poder del error".
¿Y dónde se encuentra el poder del error? Después de todo hallamos que no estaba en la ciudad, sino en nosotros mismos.
Hoy en día, las reflexiones de un Filoxenes han de buscarse menos en los tratados de los teólogos que en las meditaciones de los existencialistas y en el Teatro del Absurdo. El problema de Berenger, en el Rinoceronte de Ionesco, es el problema de la persona humana desamparada y sola en lo que amenaza volverse una sociedad de monstruos. En el siglo sexto Berenger tal vez se habría ido al desierto de Escitia, sin preocuparse demasiado porque todos sus conciudadanos, todos sus amigos y hasta su novia Margarita se han convertido en rinocerontes.
Hoy el problema es que ya no quedan desiertos, solamente hay bungalows para turistas.
Las islas desiertas son sitios donde los perversos personajes infantiles de El Señor de las Moscas se topan cara a cara con el Señor de las Moscas, constituyen una pequeña, hermética y feroz colectividad de rostros pintarrajeados, y se arman con lanzas para cazar al último componente de su grupo que todavía recuerda nostálgicamente las posibilidades del debate racional.
Cuando Berenger descubre repentinamente que es el último humano en un rebaño de rinocerontes, se mira al espejo y dice humildemente: "Después de todo, el hombre no es tan malo como parece, ¿verdad?". Pero su mundo ahora se estremece fuertemente con la estampida de sus metamorfoseados congéneres, y pronto se da cuenta que la mismísima estampida es el más elocuente y trágico de todos los argumentos. Pues cuando considera el salir a la calle "para tratar de convencerlos", se da cuenta de que "tendría que aprender su lenguaje". observándose en el espejo, nota que ya no se parece a nadie. busca enloquecido una foto de la gente como era antes del gran cambio. Pero ahora la humanidad misma se ha vuelto increíble, así como horripilante. Ser el último humano en un rebaño de rinocerontes resulta, de hecho, ser un monstruo.
Ese es el problema en que nos sitúa Ionesco con su trágica ironía: la soledad y el discernimiento se vuelven cada vez y más imposibles, más y más absurdos. Que Berenger acepte finalmente su absurdo y corra a desafiar a todo el rebaño, solamente remarca la futilidad de un compromiso con la rebelión. Al mismo, con Le Nouvel Locatarie (El Nuevo Inquilino), Ionesco pinta el absurdo de un individualismo lógicamente coherente que, de hecho, es un auto-aislamiento mediante la seudo-lógica de necesidades y posesiones en proliferación.
Ionesco se quejó porque la producción de Rinoceronte en Nueva York se encaró como una farsa: la llamó un malentendido absoluto. Se trata de una pieza no solamente contra el conformismo sino sobre el totalitarismo. El rinoceronte no es una bestia amable, y teniéndole cerca se acaba la diversión y las cosas se ponen serias. Todo tiene que tener sentido y ser totalmente útil para el operativo absolutamente obsesivo. Al mismo tiempo, Ionesco fue criticado por no darle al público "algo positivo" para llevárselo consigo, en vez de solamente rechazar la aventura humana. (Presumiblemente, la rinoceritis ¡es lo último en aventuras humanas!). Respondió: "Ellos (los espectadores) se van vacíos, y esa era mi intención. ¡El oficio de un hombre libre es salirse de este vacío mediante su propio poder y no con el poder de otra gente!" En esto Ionesco se aproxima mucho al Zen y al eremitismo cristiano.
"En todas las ciudades del mundo es lo mismo", dice Ionesco. "El hombre universal y moderno es el hombre apresurado (o sea, el rinoceronte), un hombre carente de tiempo, prisionero de la necesidad, incapaz de entender que una cosa podría no tener utilidad; y menos comprender que, en el fondo, lo útil podría ser una carga inservible y deslomadora. Si no se entiende la utilidad de lo inútil y la inutilidad de lo útil, no puede entenderse el arte. Y un país donde el arte es incomprendido es un país de esclavos y de robots" (Notes et Contre Notes, pág. 129). La rinoceritis, añade, es la enfermedad que se encuentra al acecho "de quienes han perdido el sentido y el gusto por la soledad".
El amor a la soledad es a veces condenado como "un odio a nuestro prójimo". ¿Es esto verdad? Si llevamos más lejos nuestro análisis del pensamiento colectivo, encontramos que la dialéctica del poder y la necesidad de la sumisión y la satisfacción terminan siendo una dialéctica del odio. El colectivismo necesita no sólo absorber a todo el que pueda, sino también implícitamente odiar a todo el que no es posible absorber. Paradógicamente, una de las necesidades del colectivismo es excluir a ciertas clases, o razas, o grupos, para reforzar su propia conciencia de sí mismo, odiándolos en vez de absorberlos.
Así, el solitario no puede sobrevivir, a menos que sea incapaz de amar a todos, sin preocuparle el hecho de que posiblemente todos lo considerarán un traidor. Solamente el hombre que ha alcanzado plenamente su propia identidad espiritual puede vivir sin la necesidad de matar, y sin la necesidad de una doctrina que le permita hacerlo con buena conciencia. Siempre habrá un lugar, dice Ionesco, "para esas conciencias que se han alzado a favor de la conciencia universal" así como contra la mente masificada. Pero su lugar es la soledad. No tienen otro. Por eso es el solitario (sea en la ciudad o en el desierto) quien le hace a la humanidad el inestimable favor de recordarle su genuina capacidad de madurez, libertad y paz.
Para mi suena mucho a lo que dice Filoxenes.
Y suena como lo que dice la lluvia. Soportamos todavía esta carga de ilusión porque no osamos soltarla. Sufrimos todas las necesidades que la sociedad nos exige sufrir, porque si no tenemos tales necesidades perdemos nuestra utilidad en la sociedad -la utilidad de los tontos y los engañados-. Tememos estar solos y ser nosotros, para recordarles así a los demás la verdad que los habita.
"No os haré ricos como para que tengáis necesidad de muchas cosas", dice Filoxenes (poniendo estas palabras en labios de Cristo), "pero os haré ricos verdaderos que no tienen necesidad de nada. Ya que no es rico el que tiene muchas posesiones, sino el que no tiene necesidades". obviamente, siempre tendremos algunas necesidades. Pero sólo el que tenga las necesidades más sencillas y naturales podrá considerarse sin necesidades, dado que las únicas que tiene son auténticas, ¡y las reales no son difíciles de satisfacer si uno es un hombre libre!
La lluvia ha cesado. El sol de la tarde se inclina a través de los pinos: ¡cómo huelen esas agujas inservibles en el aire claro!
Un diente de león, bien fuera de estación, ha conseguido florecer entre las aplastadas hojas de lirios del verano pasado. El valle resuena con la charla totalmente no informativa de las quebradas y el agua silvestre.
Entonces, las codornices inician su dulce silbido entre los arbustos húmedos. Su ruido es absolutamente inservible, así como el deleite que me producen. No hay nada que prefiera oír a cambio, no porque sea mejor ruido que otros, sino porque es la voz del momento presente, del presente festival.
Sin embargo, hasta aquí mismo tiembla la tierra. Allá, en Fort Knox, el rinoceronte se divierte.

viernes, abril 21, 2006

El carromato de los locos, los desplumados y globos en el cielo


"El pájaro ha venido
a dar la luz:
de cada trino suyo
nace el agua.

Y entre agua y luz que el aire desarrollan
ya está la primavera inaugurada
Ya sabe la semilla que ha crecido ,
la raíz se retrata en la corola,
se abren por fin los parpados del polen.

Todo lo hizo un pájaro sencillo
desde una rama verde".

La Primavera, Neruda

Sus historias nos hablan de hombres que lo han perdido todo, tanto que incluso han perdido su soledad. Hombres grandes y pequeños, lejanos allá en Berlín, lejanos en su propia tierra chilena, exiliados “en las callecitas esas...” que los vieron nacer, solos en medio de ciudadanos páramos y montañas inaccesibles de concreto y hierro. ¿Qué es lo que sucedió con ellos?¿qué les sucedió?
“El día que me quieras no habrá más que armonías,
Será clara la aurora y alegre el mananteal,
Traerá quieta la brisa rumor de melodías
Y nos darán las fuentes su canto de cristal.
El día que me quieras endulzará sus cuerdas el pájaro cantor.
Florecerá la vida No existirá el dolor”
Perdidos allá en moradas subterráneas en medio de monos y pájaros multicolores y víboras que asoman y observan al intruso que se les apareció en esa su selva, tan verde y húmeda, tan lejana de las piedras que lo vieron nacer allá en el Sur.
Ese que vino arrastrando su cola de pavo real, desplumado de a poco en tantos, tantos lugares...el que espera que la puerta se abra y aparezca esa Caperucita allá tan lejana de allá en lejos en Colorado...
Dicen que el abuelo de las víboras vino a verlo, vino a conocerlo; tal vez él pudiera determinar su naturaleza...se quedó observando y ya no pudo salir de la mirada del hombre y su teclado, quedó allá fijo en medio de las palabras, atrapado para siempre en el mundo de los PCs que lo cobijaría en su próxima existencia....
”Una culebra de negro con anillos rojos...”la trasmigración en la red, la próxima existencia en medio del subconsciente virtual de los hombres....mutado de víbora en culebra...
“La noche que me quieras desde el azul del ciero,
las estrellas celosas nos mirarán pasar.
Y un rayo misterioso hará nido enr tu pelo,
Luciérnaga curiosa que verar que eres mi corsuelo”
Perdidos en medio del Barrio del Once, hurgando una palabra de verdad en medio de cadáveres todavía frescos que las fieras que habitan la selva de porteños médanos y lomajes luego de saciadas sus ansias de carne humana han dejado como alimento de buitres, chacales y políticos.
Solo allá en “las callecitas...”, en medio de maniquíes que sonríen desde las vidrieras...caminando acompañado de su soledad y de su sombra...tras la esquina aparece un padre y sus hijos, la vida sigue adelante....
“Ella aquieta mi herida
Todo, todo se orvida....”
¿Cómo serán las empanadas de horno, “las caldúas” de Berlín? Les echarán “cacho de cabra” pa´que queden así bien picantes...medio huevo duro y carne picada a cuchillo....¿se les olvidará acaso la cebolla?
Me ha quedado esa pregunta dando vueltas y vueltas en la mente, tal como el abuelo-culebra que se muerde la cola en internet...¿cebolla?, ¿cebolla?, ¿cebolla?....¿y las “pasas de uva”?¿les pondrán pasas?
He hablado con Don Nico, me ha llamado desde donde ya no existe el Muro, semilla de otro invisible, el que ha crecido imparable entre los hombres del mundo...nos veremos a fin de año...sino será entre los ángeles del cielo...
Lo que no pudo la locura de los setentas pudo el matasanos y allí la está peleando...
“El día que me quieras
la rosa que engalana
se vestirá de fiesta
con su mejor color.
y ar vierto las campanas
dirán que ya eres mía,
y locas las fortanas
se contarár tu amor”
¿en dónde estaba yo ese día?¿en medio del eterno viaje a ninguna parte?¿en el limbo en que habito hace tantos, tantos años?
“no existirá el dolor”
Es de noche, tengo doce años, preparo el auto para escapar junto a mi madre y mi hermana, esta noche o la otra vendrán a matarnos... Nunca vinieron y aún hoy sigo esperándolos...
“El día que me quieras
Endulzará sus cuerdas el pájaro cantor.
Florecerá la vida
No existirá el dolor”
Quizás en el hotel de don Manuel el gallego, venido a los veintiocho desde sus montañas allá tan lejos ¿en dónde estarán las piedras y la nieve con sus lobos?¿las ovejitas allá en el monte?...¿el sembrar trigo en medio de cascotes?
Cuarenta y cinco años en medio de la nada, cuanta soledad...a la sombra de los aullidos de calle Corrientes, sus luces, sus marquesinas y sus fieras...
“Y ar viento las campanas
dirán que ya eres mía,
y locas las fortanas
se contarár tu amor”
Recuerdo haber estado en la fiesta de niños allá en el casino del campamento minero, al que sólo podían entrar los empleados “de la Compañía”; recuerdo mis ojos abiertos que preguntan
¿otra vez? ¿todo de nuevo?
¿Qué será de la vida de Ángeles, la hija de otro “gallego”, mi amiga de niñez?
¿Otra vez?
la pregunta silenciosa repetida infinitas veces sin saber entonces qué es lo que en verdad preguntaba ¿otra vez? ¿en dónde está ella la inalcanzable?
Hoy vuelvo a preguntar y los cobardes no contestan, los que no tienen existencia, apéndices de seres amebas sin origen ni función más que alimentar a los virus que los revientan luego de completar sus ciclos vitales en y con ellos; chacales que comen la carroña de otros parásitos que habitan las casas de gobierno.
Hombres que lo han perdido todo, incluso a su soledad.
Cortadas las amarras que los ataban a sus cercanos, como manojos de globos en inauguración salieron proyectados hacia el infinito una vez liberados. Al igual que perro callejero que mueve la cola al primero con que se cruza y al segundo y al tercero y al último y a todo el mundo.
Su abandono los ha hecho fraternos, han abierto su corazón guardián y lo han mutado en cordero.
Hombres fraternos con otros hombres, porque han perdido, porque han ganado; han ganado en soledad, han perdido en suficiencia y enplumamiento.
Amigo, hermano allá en el sur ¿desde qué lugar de la mente vienen tus palabras escritas con pluma de ganso y tinta de calamar?; las mías con carbón en la pared semejan graffittis, las tuyas refinadas como cisnes vuelan sobre los horizontes y las estrellas...
Amigo no te vayas tan lejos con los globos, la tierra nos llama, aquí estoy para cuando te pierdas allá en el cielo y no puedas regresar, atar tu cuerda a nuestro carromato de bufones y saltimbanquis, arrastrando tarros como carroza de novios, niños que corren y ríen y perros que ladran cual cometa bullicioso en el largo camino eterno al próximo pueblo en que daremos nuestra función....
“Las estrellas...nos mirarán pasar”
Los emperadores, reyezuelos y tiranos nos necesitan para adornar su ornada vanidad. Alimentados igual que perros, con las migajas y huesos que caen de sus mesas egoístas de políticos lupanares. Encadenados a nuestra “cucha”* en su infinito rodar cantamos a la luna y en ese canto nos hermanamos con todos los que son allá en los luceros en ese el cielo...
luciérnaga curiosa
no habrá más que armonía
será clara la aurora y alegre el maneanteal
traerá quieta la brisa rumor de melodías
y nos darán las fuentes su canto de cristal
endulzará sus cuerdas el pájaro cantor
florecerá la vida no existirá el dolor
y las estrellas nos mirarán pasar...
Hombres que lo han perdido todo, incluso a su soledad...
A mi amigo Leonardo Kitaoka, planchador y tintorero de Buenos Aires quien cada día camina por nuestro querido Balvanera, por esas calles por donde para siempre y por siempre vive El Zorzal.
@2005
*: casa del perro

miércoles, abril 19, 2006

El Código Samurai y don José de San Martín

Don José de San Martín
El Código de Bushido
"Estos son los siete principios que rigen el código de Bushido, la guía moral de la mayoría de samurai. Sed fieles a él y vuestro honor crecerá. Rompedlo, y vuestro nombre será denostado por las generaciones venideras.
1. GI - Honradez y Justicia
Sé honrado en tus tratos con todo el mundo. Cree en la Justicia, pero no en la que emana de los demás, sino en la tuya propia.
Para un auténtico samurai no existen las tonalidades de gris en lo que se refiere a honradez y justicia.
Sólo existe lo correcto y lo incorrecto.
2. YU - Valor Heroico
Álzate sobre las masas de gente que temen actuar. Ocultarse como una tortuga en su caparazón no es vivir.
Un samurai debe tener valor heroico. Es absolutamente arriesgado. Es peligroso. Es vivir la vida de forma plena, completa, maravillosa. El coraje heroico no es ciego. Es inteligente y fuerte.
Reemplaza el miedo por el respeto y la precaución.
3. JIN - Compasión
Mediante el entrenamiento intenso el samurai se convierte en rápido y fuerte. No es como el resto de los hombres. Desarrolla un poder que debe ser usado en bien de todos.
Tiene compasión. Ayuda a sus compañeros en cualquier oportunidad. Si la oportunidad no surge, se sale de su camino para encontrarla.
4. REI - Cortesía
Los samurai no tienen motivos para ser crueles. No necesitan demostrar su fuerza. Un samurai es cortés incluso con sus enemigos. Sin esta muestra directa de respeto no somos mejores que los animales.
Un samurai recibe respeto no solo por su fiereza en la batalla, sino también por su manera de tratar a los demás. La auténtica fuerza interior del samurai se vuelve evidente en tiempos de apuros.
5. MEYO - Honor
El Auténtico samurai solo tiene un juez de su propio honor, y es él mismo. Las decisiones que tomas y cómo las llevas a cabo son un reflejo de quien eres en realidad.
No puedes ocultarte de ti mismo.
6. MAKOTO - Sinceridad Absoluta
Cuando un samurai dice que hará algo, es como si ya estuviera hecho. Nada en esta tierra lo detendrá en la realización de lo que ha dicho que hará.
No ha de "dar su palabra." No ha de "prometer." El simple hecho de hablar ha puesto en movimiento el acto de hacer.
Hablar y Hacer son la misma acción.
7. CHUGO - Deber y Lealtad
Para el samurai, haber hecho o dicho "algo", significa que ese "algo" le pertenece. Es responsable de ello y de todas las consecuencias que le sigan.
Un samurai es intensamente leal a aquellos bajo su cuidado. Para aquellos de los que es responsable, permanece fieramente fiel.
Las palabras de un hombre son como sus huellas; puedes seguirlas donde quiera que él vaya.
Cuidado con el camino que sigues".

Vega/Cáceres: Opiniones sobre viudas


Artículo de Marcelo Simonetti:
"Nicanor Parra hace verónicas a medio mundo. Saluda y se despide, sin más. Ahora le dio por recoger coplas. "Aguien tiene que rescatar la cultura popular", justifica y, tras cartón, regala dos coplas pescadas en San Antonio":
"Yo no me caso con viuda /
increíble pero cierto /
por no ponerle la mano /
donde se la puso el muerto".

RESPUESTA A DON NICANOR,
DESDE BREMEN.
El "torito" de Cauquenes, Hugo Cáceres Aravena, experto en trilla a yeguas, milonguero (residente en Bremen), le contesta a Don Nicanor, con otra verónica.


Qué pena don Nicanor
Yo pensé que Usté sabía
Lo que la viuda escondía
Allí se tantea lo mejor.

lunes, abril 17, 2006

Carta de Nicolás Vega a Gabrielli (De Berlín a Panamá)


Querido Rolando Gabrielli: No sólo te digo que tus escritos me gustan, sino que también me hacen pensar por su profundo contenido filosófico y ético. Y algo más: los leo, porque aprendo de tu estilo. Manejas el idioma, como aquellos que han construído sus propias herramientas y por eso se les puede llamar con propiedad, escritores. Porque de eso se trata: "escribir" significa que el que escribe, ha logrado encontrar su propio lenguaje y no le está copiando a nadie.
A mí me fascinan tus poemas. Y creo tener una intuición especial frente a la poesía. Siempre me he relacionado, por instinto con poetas. Fui companero de banco en la educación media, de Floridor Perez y no me canso de leerlo hasta la fecha; conocí a los integrantes del grupo Trilce en Valdivia; entre el 62 y el 65 mantuve una intensa amistad personal con Nicanor Parra, donde nuestras conversaciones en su casa de La Reina, eran alrededor de la poesía en general y alrededor de su concepción de la literatura. Me hizo entender la profunda sabiduría de la poesía popular.
Conozco y he participado en Seminarios universitarios, sobre la poesía de Neruda, tanto en Chile como en Alemania (Universidad de Göttingen, bajo la dirección del conocido romanista Jürgen von Stackelberg).
Comencé mis estudios universitarios en Valdivia, participando en Seminarios dirigidos por Hugo Montes que se doctoró después en Heidelberg en la poesía de Huidobro, Mistral y Neruda. En mis estudios de Latín (en la Universidad Católica de Valparaíso), tuvimos que traducir y estudiar a Catullo; tuve hasta la "patudez de leer a Virgilio en su traducción castellana (Las Bucólicas y la Eneida); me he leído la Divina Comedia, en su original italiano, y su traducciones paralelas al castellano y al alemán, con notas incluídas); La Ilíada y la Odisea completa traducida al Castellano y algunos fragmentos originales en griego clásico y entre otras cosas, me he leído (en la cárcel de Osorno) toda la poesía de Goethe en su idioma original y tengo una colección de Cds, con poesía recitada, de la literatura clásica alemana. El Fausto de Goethe, lo he visto unas cinco veces en la escena teatral en sus diferentes modificaciones. Sin olvidar a Amado Nervo, R. Darío y al cura poeta nicaragüense Ernesto Cardenal. Bueno paremos de contar, porque la lista es larga. Me sé de memoria varias milongas y poemas de Borges, y he descubierto en ellos el contenido y la estructura de la poesía clásica latina . Entonces habría que preguntarse: ......por qué cresta, entonces me gusta también tu poesía?; por qué cresta me gustan tanto tus escritos en prosa?........La respuesta no la pueden dar los "chantas".

Nicolás
Respuesta de Gabrielli:
HOLA HOLA
ESTOY asoombrado por las lecturas y coincidencias de personajes. Con Parra, Trilce, Floridor Pérez. Mundo pequeño. Gracias por estos elogios a un poeta Inédito. Dicen que la familia Gabrielli exilió al Dante de Florencia. Tengo por ahí un documento. Un abrazo.
Rolando
Me recuerdas al irlandés,
con su esponja fría,
paseando por Dublín,
las palabras que arrojas
en tu usurera alcancía.
Su gramática bajo las piedras,
la tos del tiempo,
(Dublín no brilla para todos)
vocales, tuberculosas consonantes,
un sol amargo incuba el tedio.
¿Cómo llamar lo innombrable,
cruzar un puente y no soñar el río?
Qué rostro el tuyo,
tallado en dos verdades,
la ambigua paloma
y el halcón que siempre
regresa a mi mano.
Me fui de viaje
detrás de la astuta zorra,
su rastro revivido en esta alcoba,
el olor infinito de mi cacería,
tu frío temor que guardo
en una bufanda roja,
que usaré apenas regrese el otoño.
Rolando Gabrielli©2006
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miércoles, abril 12, 2006

Gabrielli: CHILE: TODOS LOS PREMIOS HUELEN A DINAMARCA



CHILE: TODOS LOS PREMIOS HUELEN A DINAMARCA

¿La Literatura, un Premio Nacional?

Lo único que se podría decir con alguna certeza sobre el Premio Nacional de Literatura de Chile, es que el 2008, debieran de otorgárselo al poeta Efraín Barquero, por la calidad, trascendencia y continuidad de su obra. Pero este año recae en un prosista y las dificultades crecen para su escogencia. Ya los nombres se barajan en los medios de comunicación y seguramente en los círculos que otorgan el lauro. Una lotería que cuenta con algunas pistas provenientes de la escogencia de los jurados, en el oficial sentido de la palabra. La jubilación del Premio Nacional de Literatura, adquiere su encanto cada dos años, cuando se premia la obra de toda una vida a un narrador y posteriormente un poeta y viceversa. El turno es cada dos años. Estos aprontes son comentarios sobre información de El Mercurio de Chile, del sábado 8 de abril. 13 millones de pesos, más de 20 mil dólares y una pensión de por vida de poco más de mil dólares. Y la gloriola chilensis, como diría Huidobro.
La chismografía, dimes y diretes, previos al premio y posteriormente, todo ese andamiaje de merecer o no la distinción, le dan vida a una premiación ritual, casi provinciana, que certifica y justifica la vida literaria de un escritor chileno.
Ya han comenzado las primeras apuestas, selecciones, inclinaciones, y cada pupilo cuenta con sus patrocinadores, admiradores, un círculo oque sigue paso a paso y le apoya en este camino a la posteridad. Se habla poco o casi nada de la obra y comienzan a circular algunos listados de libros. La fecha debiera dar paso a la obra, la literatura, crítica, a un balance del género y también desde el punto de vista editorial. Qué hacer para que la literatura pueda respirar mejor en un mundo banal. Es una tarea pendiente de los diarios, editoriales, críticos, y del estado que patrocina el premio. Una oportunidad única para hacer literatura y reencontrarse con escritores olvidados. No todos los buenos escritores contaron con padrinos adecuados en su momento. Enrique Lihn y Jorge Teillier, para nombrar a dos poetas indispensables en la historia poética chilena y olvidados por la dictadura militar. Más bien borrados. Es conocida la historia dramática de Pablo de Rokha, a quien le llegó el premio poco antes que se suicidara. Los tiempos han cambiado, pero la lotería del Premio Nacional tiene sus encantos y desencantos. La narradora Isabel Allende y el poeta Oscar Hahn, dos candidatos al Premio Nacional en sus respectivos géneros y que tarde o temprano obtendrán el lauro, son chilenos nacionalizados norteamericano. Gajes del oficio de la dictadura de Pinochet.
Barquero, quien es un candidato meritorio, vive en Francia. La mayoría de los postulantes actuales se exilió en su momento. José Miguel Varas, Poli Délano, Germán Marín, Antonio Skármeta, Isabel Allende. Casi todos superan los sesenta largos años. Lo importante, dirán algunos, es que ha llegado, permanecieron contra viento y marea. Una carrera con no pocos obstáculos. El escritor es un corredor de fondo solitario. ¿Un premio para la antigüedad? Se saltaron a Roberto Bolaño, el mejor narrador chileno de los últimos veinte años, quien le quita la solemnidad, el pesado traje de buzo, el ataúd de hierro a la narrativa chilena. Hizo que se pensara que Chile no era sólo un país de poetas. Lanzó por la borda el complejo de la prosa ilusa sin ilusión y rompió el corsé provincial de la narrativa chilena. Aprisiona muchas veces al lugar común, casi anecdotario, a la ausencia de grandes, conmovedores escenarios. Hay excepciones, desde luego, como en toda regla arbitraria. Son algunos puntos de vista y recientemente Ricardo Piglia, hizo un inventario de paso por Chile: Donoso, Bombal, Droguett, Bolaño. La obra de Bolaño es incomparable, muy compleja y de gran intensidad, dijo el crítico y narrador argentino, del autor chileno que confunden con mexicano o argentino, pero es chileno a pesar de Chile. Piglia, recientemente laureado en Chile con el Premio José Donoso, elogia sin reservas a Nicanor Parra y a Bolaño, y dice de Neruda: Todos nosotros admiramos sin ninguna reserva Residencia en la tierra. Ese libro justifica todo. Pocas literaturas más contaminadas que la chilena, de la golosina negra del exilio. Se miden ahora los que están en el escaparate, quienes han pedaleado por más de tres y hasta cuatro décadas en este oficio con su esqueleto, sombras y volúmenes acuesta. Todos los premios huelen a Dinamarca. Después de todo, Parra opina sobre la historia de la literatura chilena : "Los cuatro grandes poetas de Chile/ son tres:/ Alonso de Ercilla y Rubén Darío. Ahí sigue a su maestro Vicente Huidobro, con los puntos cardinales. El que más veo próximo al Premio Nacional en el 2008 es a Sergio de la Cruz Barahona Jofré, es decir, Efraín Barquero. La disputa cerrada será con Oscar Hahn. A no ser que se filtre un tercer: Gonzalo Millán.
Después de este viaje y del de la poesía en el 2008, pienso se lo darán a Isabel Allende. Prestigiará las letras chilenas en Estados Unidos. No es fácil adivinar la mano del Premio Nacional de Literatura. No sabemos aún por donde viene. Candidatos hay, nombres, literatura, pero quién será el escogido. Nos podemos inclinar por dos o tres, pero dejemos el azar, a los pasillos hablar y fallar a los jurados, que lo harán en su debido momento. Habrá tiempo y detractores para despedazar el fallo. Es sólo cosa de tiempo. Para desesperarse, los candidatos. Rolando Gabrielli©2006
EL POEMA EN EL POEMA…
Que otros se dejen arrebatar por las cosas hechizas.
Yo pienso en el trabajo hecho por el buen utensilio
de mango suavizado por el amor más durable.
La poesía es como hacer un gran fuego
un soplido largo, muy largo en las tinieblas.…
Aquí donde respiramos un momento
aquí el fuego arde.
Y tú nunca olvidas quién estaba sentado al lado tuyo.
Un poema es como beber en un agua profunda
donde cada círculo es más grande que el anterior…
El poema y el poeta uno tallado a golpes en la piedra
y el otro en la carne viva.
Y cuyos miembros aún sangran
recordando cómo se hizo el mundo……
Un poeta y antes de él un árbol
junto al cual sentimos toda la tierra bajo los pies.
Porque existe una palabra para decirlo todo
y es ver un aromo florido
al mismo tiempo que nombrarlo.
El poeta aguarda un año entero
para decirnos esto.
Los verdaderos poemas son los póstumos
que se escriben a oscuras
con la luz del relámpago…
Busco la compañia del agua y de la tierra
y como ya no puedo confundirme con ellas
las uno si desposarlas es coger el barro
de que fuimos hechos
amasándolo en mis manos hasta olvidar quién soy…
El poema en el poema
Efraín Barquero
Sobre Barquero en Google:

viernes, abril 07, 2006

El "Evangelio de Judas"


Entrevista al padre Thomas Williams, decano de Teología ROMA,
jueves, 6 abril 2006
«National Geographic» ha anunciado su intención de publicar una traducción en varios idiomas de un antiguo texto llamado «El Evangelio de Judas» a finales de este mes.
El manuscrito de 31 páginas, escrito en copto, hallado en Ginebra en 1983, no aparece hasta ahora traducido en las lenguas modernas.
Zenit ha pedido al padre Thomas D. Williams L.C., decano de la Facultad de Teología de la Universidad Regina «Apostolorum de Roma», que comente la importancia de este descubrimiento.
--¿Qué es el Evangelio de Judas?
--Padre Williams: Aunque el manuscrito todavía debe ser autentificado, probablemente es un texto del IV o V siglo, una copia de un documento anterior, redactado por la secta gnóstica de los Cainitas. El documento presenta a Judas Iscariote de manera positiva y le describe obedeciendo a la orden divina de entregar a Jesús a las autoridades para la salvación del mundo. Puede ser una copia del «Evangelio de Judas» citado por san Ireneo de Lyón en su obra «Contra las herejías», escrita en torno al año 180.
--Si es auténtico, ¿supone algún desafío a la fe de la Iglesia católica? ¿Sacudirá los cimientos del cristianismo, como sugieren algunas notas de prensa?
--Padre Williams: Ciertamente no. Los evangelios gnósticos, hay muchos más, no son documentos cristianos en sí, ya que proceden de una secta sincretista que incorporó elementos de diferentes religiones, incluyendo el cristianismo. Desde el momento de su aparición, la comunidad cristiana rechazó estos documentos por su incompatibilidad con la fe cristiana. El «Evangelio de Judas» sería un documento de este tipo, que tendría gran valor histórico, ya que contribuye a nuestro conocimiento del movimiento gnóstico, pero no supone ningún desafío para el cristianismo.
--¿Es verdad que la Iglesia ha tratado de encubrir este texto y otros documentos apócrifos? --Padre Williams: Estos son inventos hechos circular por Dan Brown, el autor de «El Código Da Vinci» y otros autores que apoyan la teoría de la conspiración. Usted puede ir a cualquier librería católica y obtener una copia de los evangelios gnósticos. Los cristianos no creen que sean verdaderos pero no hay ningún intento de esconderlos.
--Pero, ¿no cree que un documento así pone en tela de juicio las fuentes cristianas, en particular los cuatro evangelios canónicos?
--Padre Williams: Recuerde que el gnosticismo surgió a mediados del siglo II, y el «Evangelio de Judas», si es auténtico, probablemente se remonta a finales del siglo II. Sería como si yo me pusiera a escribir ahora un texto sobre la Guerra Civil de los Estados Unidos y los presentara como una fuente histórica primaria de esa Guerra. El texto podría no haber sido escrito por un testigo presencial, como en cambio lo son al menos dos de los evangelios canónicos. --¿Por qué estaban tan interesados en Judas los militantes en el movimiento gnóstico?
--Padre Williams: Una de las mayores diferencias entre las creencias gnósticas y el cristianismo se refiere a los orígenes del mal en el universo. Los cristianos creen que un Dios bueno creó un mundo bueno, y que por el abuso del libre albedrío, el pecado y la corrupción entraron en el mundo y produjeron desorden y sufrimiento. Los gnósticos atribuyen a Dios el mal en el mundo y afirman que creó el mundo de un modo desordenado. Por esto, son partidarios de la rehabilitación de figuras del Antiguo Testamento como Caín, que mató a su hermano Abel, y Esaú, el hermano mayor de Jacob, que vendió sus derechos de primogenitura por un plato de lentejas. Judas entra perfectamente en la visión gnóstica que muestra que Dios quiere el mal del mundo.
--Pero ¿no cree que la traición de Judas fue un elemento necesario del plan de Dios, como sugiere el texto, para que Cristo diera su vida por los hombres?
--Padre Williams: Siendo ominisciente, Dios conoce perfectamente nuestras elecciones tiene en cuenta incluso nuestras decisiones equivocadas en su plan providencial para el mundo. En su último libro «Memoria e identidad», Juan Pablo II reflexionaba elocuentemente sobre cómo Dios sigue obteniendo bien incluso del peor mal que el hombre pueda producir. Esto no significa, sin embargo, que Dios desee que hagamos el mal, o que buscaba que Judas traicionara a Jesús. Si no hubiera sido Judas, hubiera sido otro cualquiera. Las autoridades habían decidido que Jesús debía morir y era ya sólo cuestión de tiempo.
--¿Cuál es la posición de la Iglesia respecto a Judas? ¿Es posible «rehabilitarlo»?
--Padre Williams: Si bien la Iglesia católica cuenta con un proceso de canonización por el que declara que algunas personas están en el cielo, como los santos, no prevé un proceso de este tipo para declarar que una persona está condenada. Históricamente, muchos pensaron que Judas está probablemente en el infierno, debido al severo juicio de Jesús: «Hubiera sido mejor para ese hombre no haber nacido», se puede leer en el Evangelio de Mateo (26, 24). Pero incluso estas palabras no son una evidencia concluyente respecto a su suerte. En su libro de 1994, «Cruzando el umbral de la esperanza», Juan Pablo II escribió que estas palabras de Jesús «no aluden a la certeza de la condena eterna».
--Pero si hay alguien que merece el infierno, ¿no sería Judas?
--Padre Williams: Seguramente mucha gente merece el infierno, pero debemos recordar que la gracia de Dios es infinitamente más grande que nuestra debilidad. Pedro y Judas cometieron faltas parecidas: Pedro negó a Jesús tres veces, y Judas lo entregó. Y ahora Pedro es recordado como un santo y Judas simplemente como el traidor. La principal diferencia entre los dos no es la naturaleza o gravedad de su pecado sino más bien la voluntad de aceptar la gracia de Dios. Pedro lloró sus pecados, volvió con Jesús, y fue perdonado. El Evangelio describe a Judas ahorcándose desesperado.
--¿Por qué está despertando tanto interés el «Evangelio de Judas»?
--Padre Williams: Estas teorías sobre Judas no son ciertamente nuevas. Baste recordar la ópera rock de 1973, «Jesucristo Superstar», en la que Judas canta «Realmente no he venido aquí por mi propia voluntad», o la novela de Taylor Caldwell, de 1977, «Yo, Judas». El enorme éxito económico de «El Código da Vinci» ha abierto sin duda la caja de Pandora y ha dado incentivos monetarios a teorías de este tipo. Michael Baigent, autor de «Sangre Santa, Santo Grial», ahora ha escrito el libro «The Jesus Papers» (Los documentos de Jesús) en el que recicla la vieja historia de que Jesús sobrevivió a la crucifixión. Y un nuevo estudio «científico» recién publicado afirma que las condiciones meteorológicas podrían haber hecho que Jesús caminara sobre un pedazo de hielo flotante en el Mar de Galilea, cuando el Evangelio dice que caminaba sobre el agua. Básicamente, para quienes rechazan tajantemente la posibilidad de los milagros, cualquier teoría, por extraña que pueda ser, es mejor que las afirmaciones cristianas.
Código: ZS06040608
Fecha publicación: 2006-04-06
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miércoles, abril 05, 2006

GAbrielli:EL TIEMPO OBSCENO


Sobre mis hombros succionaban rosadas sonrientes primaverales jugosas, con la irreverencia del insomnio, las muy ventosas acariciaban mis pómulos junto a unos dóciles muslos providenciales, feroces, sin fatiga, sin más razón que el olvido. Sobresalían las narices sobre la humedad y la lluvia, y la escena quedaba aislada como una pequeña arca sin rumbo, en la miniatura del temporal, sofocado por el deseo. Era una corrupción compartida. Alegre, todo hermosamente irresponsable. La prosa muda recorría el cuarto firmado en terracota, como si un ángel rojo lo habitara. Volví a vivir la escena del paragüita bajo una tormenta fenomenal. Me vi en Roma entre ruinas, un amor de película, hojas de un otoño real, un vodka en la mano para repetir los silencios de humo, dos manos retenidas sobre la cubierta de la pequeña mesa de noche, en el paisaje primario de un nuevo comienzo. Lo real en la oscuridad, es dos veces real, y los viejos árboles de la sabiduría tiemblan por nosotros, hacen posible adivinar algo más que el parpadeo, yo veía el muro, la imagen ensangrentada de un prisionero barrido frente aun pelotón lleno de pólvora. No nacía más el ave de su pecho rojo. A nadie le importada esa muerte. El océano Pacífico parecía inagotable en su desdén, con su boca ancha, deja correr todas las aguas que se vienen lentas y no tan pacíficas, a veces. El tiempo se torna parapléjico, inútil, sin fuerzas, descansa cabizbajo, ensimismado, es asfixia y no lo sabe. La marea estaba baja esa noche, exagerada por la luz de la luna. El mismo paisaje de los vigías españoles. Nosotros, viejos actores secundarios, entre las ruinas y una playa abandonada. Recorrí de memoria lo que quedaba de la noche y del cuerpo. No había tiempo en este paisaje. Ya no estaba allí. Sólo tomaba algunas notas sin papel. No había niguna razón para contaminar palabras con palabras. El agujero se hace más grande repitiendo las palabras. El lugar común, el más común de los sentidos, solía decir un español, visitado por al fantasías, cuyos fantasmas de la imaginación le anclaban pesadillas recurrentes. Aventura y embuste, una estantería completa. Le esperaba un león domesticado a los pies de cama y un caballo hacía su recorrido de memoria en Castilla, cuando visitaba el viejo mapa español. El engaño no hace daño, cuando se relata en abstracto. Aprendí a verlo en sus ojos, ávidos de sueños remotos. El león vivía un retiro y no se sentía rey, sino súbdito de una jubilación anticipada. Mantenía un sable oxidado, tal usado en Las cruzadas, a la entrada de su dormitorio, como ea espada de doble filo que todos alguna vez alzamos. Una empuñadura de bronce opaco presiía la mudez de un oficio ya inútil. Una de sus batallas inventadas en la chatarra mohosa que algún vendedor le apropió como parte de su historia. Algún secreto que no pudo revelearme contenía esa empuñadira de bronce. Fue el día del simulacro de las pizzas. Alzó el teléfono y las solició junto con unas cervezas frías para una noche de trópico. Nunca llegaron, aunque la norma es media hora, después que el mucchacho se sube a la moto y cruza la ciudad. Sospecho que hablaba consigo mismo en una de sus fabulaciones, mientras alzaba una ceja y sonreía. Todo era un gran invento de la noche. Pegajoso el cristal de la ventana y nosotros con la espada muerta, sin enemigo, en tiempos de dudas. Imaginé o vi la pizza flotando sobre el ventanal y el motorista pasaba de largo como si la cola de un cometa lo lanzara al mar. ¿Nos contagiaba el fabulador o la espada tenía algún encantamiento? La ciudad patinaba en un aceite gastado, refrito de Mc Donalds. Olía a tabaco el cuarto. La noche se veía no tan simple, se presentaba como un zapato chino. El sable ondulado como un pie de sultán, no representaba aparentemente peligro. Lo suyo estaba en la historia que no se atrevía a relatar. Algún muerto cristiano de linaje o simplemente el viento de Oriente en el filo de su memoria. La noche de Bizancio, en sus rojas amapolas, cúpulas doradas, entraba por ausencia sobre nuestros cuerpos del siglo XXI, aceitunados en la media noche libertina. El español dejó caer su filosa humanidad sobre un pedazo de Castilla y renunció a las pizzas, a cualquier melodía que no fueran sus relatos fantásticos. Después de todo, hace más de 500 años aquí habían decapitado al descubridor del Mar del Sur. De alguna manera sentí como alguien ponía sus nudillos sobre la puerta. Eran dedos demasiado condescendientes con la madera. El español miraba el cielorraso como si esperara una estrella del cielo. Estiré la mano para sentir la empuñadura del sable por última vez. Sabía de mis antepasados andaluces, moros por añadidura. Sentí el lomo de la cabalgadura. Entré a Córdoba. Un cielo gris, acerado, perdía a la ciudad de antemano. No tuve compasión, el sueño debía cumplirse. Una espada por más olvidada, reclama una victoria. Ya nadie sería dueño ni de su miedo. La bestia me reclamaba impacientemente finalizar antes que llegara la noche. La luna sería grande esa noche, para iluminar la derrota entera. Salió al paso sólo un viento lacrimoso. Al parecer nadie se levantaría ese día. Polvo, el mar de la memoria se divisaba como un plato de lentejas. El español bajó los ojos del cielorraso y los puso frente a la puerta. Estaba detrás de los nudillos mágicos. Sólo él los conocía. Un tembloroso efecto en sus labios, el cuerpo más ágil que de costumbre, envuelto en un suave humo el rostro, sólo miró con cara de deseo. El gesto lo decía todo. pero no estaba sólo, así que suspendió la voz. Fue la primera vez que sentí entrar la noche por la ventana. La calle había olvidado los ruidos del mediodía y del atardecer. Varias veces sentimos pasar la improvisada moto del muchacho de la pizza. estrellarse al final de la ruta. Y ver su cuerpo retratado entre los hierros retorcidos en una primera plana de horror. se pierde moto y su acompañante. La fuerza del mercado es superior a todo sentimiento. Sentí tibia la noche, a pesar del aire acondicionado. Yo estaba en Córdoba, triunfante, el paso de los cascos sobre la yerba, mi empuñadura sintetizaba todas las largas jornadas, el viento de la derrota ululante era un mero eco, pero le pertenecía al enemigo. El español tiene los ojos chispeantes, habían transcurrido tantos siglos, y su película era este nuevo instante, la espada arrinconada por la noche ya pertenecía al pasado en su memoria. Lo más real era la ausencia de la pizza, la ciudad semivacía, le pasaría una pasta de tomate, rosearía con queso parmesamo y me la comería con unos hongos, aceitunas, frente al mar. Dejaría que la bahía flotara con tu ausencia y la mía, porque el pasado debe compartirse como si fuera un presente sin futuro. La pasta mezclaba los sueños, un tiempo reducido a un ánfora que cruzaba el Dardanelos, la mixtura de un estrecho maravilloso, comunicante, tú, en otro espacio, me recibías ya sinla neecsidad de una conquista. ¿Eran tus nudos sobre la puerta? Eso tal vez nunca lo sabré.
Rolando Gabrielli©2006

lunes, abril 03, 2006

Gabrielli:¿LOS BLOGS, SANTUARIOS DE LA PALABRA?



¿LOS BLOGS, SANTUARIOS DE LA PALABRA?
Cuando escribo sólo existe lo que escribo. Aquello que he sentido como diferente, que no he podido decir y que se me ha escapado, son ideas o un verbo robado, y que destruiré para reemplazarlo por otra cosa. A.A.
Los Blogs-Bitácoras son el Big Bang de la información digital y han revolucionado las comunicaciones interpersonales, masivas, públicas en Internet. Son millones de personas las que escriben, cuentan su vida, hacen política, literatura, reportan información, la circulan, denuncian, o simplemente se divierten con la chismografía y la banalidad de esta época. Cada día se suman más, y como desde un púlpito arrastran su palabra, verbo chatarra, inútil, vacío, muchas veces, pero también iluminado con la verdad. Surgieron del hastío frente a la mentira de la Gran Prensa, que no cesa de engañar en los temas vitales del mundo y la sociedad. Es un fenómeno socio-psicológico, un estallido de la libertad y del más largo monólogo con el mundo, un diálogo personal con la especie, un grito en el desierto de la Red. Las Bitácoras son un corcho que flota en el mar de la información. Hay de todo en la viña de las bitácoras y era de esperar por el margen de libertad, facilidad, con que pueden crearse. Así nacen, así mueren. Son pequeñas larvas de unas cuantas semanas y no siempre vuelan. Mi Blog surgió por la insistencia de mi amigo Juan Contreras de Curanipe, un pueblito ubicado al Sur de Chile. Fueron meses de paciente labor, hasta que él decidió crear el Blog y no hubo más remedio que empujar la carreta con los bueyes personales. Fue en Octubre 31, época de grandes aguaceros en Panamá y tormentas eléctricas que alumbran los días en el espanto de sus furiosas descargas eléctricas y atronadoras voces celestiales. Así se parió el Blog desde el Sur en el centro de las América, entre rayos y tormentas. Un desafío al tiempo y la creatividad. Los medios impresos ya incluyen sus propios Blog y muchas personalidades de la música, el arte, la política, la prensa, se expresan a través de ellos. Ha surgido una extraordinaria y potente comunidad de bloggers. Mucha sordera, ruidos, sin duda, pero la comunicación existe y se comparte de una y mil maneras. Hay libertad de expresión y para escoger, pluralidad infinita de fuentes y enfoques. Mucha espontaneidad, menos rigor, indudablemente. Pero el espacio existe y funciona. La velocidad tal vez impide mejores cosas, pero se pueden hacer, de hecho existen y surgen en el camino. La Bitácora es un instrumento para señalar una ruta. El camino lo hace el lector, al andar. Mi Blog, esta Bitácora, es una aguja más en el pajar de Internet, la biblioteca y prensa de los pobres y muchas veces marginados de los grandes círculos del poder y de la gracia divina. Es un largo monólogo, diálogo, con mis lectores, algunos, pocos fieles y muchos voyeristas, como es la red, un sitio ideal para el espionaje impune. Un lugar cargado de silencio. El Blog es la reafirmación también de una lengua, identidad, cultura, una manera de rescatar el lenguaje lanzado hoy al gran basurero de la nada. El afán es el Otro Periodismo, la poesía narrada, un mundo de esperanza, desencanto, virtualmente real. El lenguaje, la palabra, se ha transformado en un agujero negro, sin principio, ni fin. El idioma se recrea en el lugar común de la banalidad y camina como un minusválido, sin serlo, asistido por sus falsas muletillas y de pronto se atropella en su propio vacío. Estas palabras “nuevas” mienten. Me recuerdan un tiempo destemplado. Hoy brillan las palabras de supermercados, peluquerías, estadios de fútbol, boutique, discoteque, en los chat, celulares, televisoras, pero forman parte de un idioma muerto, no vivo, creativo, trascendente, ni popular. Prefiero los paréntesis, los enormes silencios de la piedra que no me habla e ignora, la muda voz de una campana y alguien que enmudece ante un poema, que una mentira.La revolución digital es una realidad. Todo está cambiando. Las pantallas nos hablan y cuentan sobre el mundo de una manera impensada. La percepción, gustos, niveles de inteligencia de las personas son diferentes a 10, sólo quince años atrás, y lo que viene promete ser más sorprendente. La palabra pareciera estorbar y una mecánica gutural se apodera del magin de millones de personas. ¿Un retorno a los antepasados aún no reconocidos? Los Blogs son un Diario de Vida, una manera íntima de reflejarse en el yo de millones. Un espejo solitario lanzado a esta nueva galaxia. Puede caer en manos de un hoyo negro y perderse, ser devorado como una pequeña estrella. O ser reconocido como un objeto de culto, no de adoración, porque el santuario del Blog debe ser la palabra. ¿Qué nos diría Barthes, Derrida, Levi Strauss, Passolini, de esta nueva forma de comunicación? ¿Qué hubiese hecho Kafka con un Blog? Quizás la literatura no sería hoy más que un sueño erótico. Una larga interminable muralla china. Literatura sin alas, con muchas plumas, una almohada para los días rosas. Las pesadas sábanas de alguien que llora en la nieve. El laberinto perfecto de lo que pudo ser ese sueño. Ella me mira con el rabo de ojo, pero no me habla. Me ausculta. Forcejea con el aire que respira. Se entrega a la imagen inanimada del silencio. Ilusiona en la auto contemplación. La realidad es digital. Coquetea con la envoltura. Es rodaje de su propia película. Cáscara plateada, imán, obsesión, juguete, complemento de alguna soledad. Intercambio también con el espejo. Rotación personal con la tierra, sin partir, ni llegar. Es un ir hacia ninguna arte para regresar en una misma u otra dirección. Palabras, palabras, amigo lector.Los blogs arrastran la biografía personal, códigos, fragmentos de una realidad mayor, el ojo personal de la noche, lo que viene de la infancia, una escandalizada objetividad pasión íntima, las viciosas lecturas, la lujuria inconfesable del verbo, en ese pequeño jardín a punto de esfumarse en la realidad. El blog permite interactuar al internauta, escribir su propia versión a través del texto presentado, leído, opinar inmediatamente desde el lugar que se encuentre frente a un monitor. Lo hace, quiera o no, desde un anonimato consentido por las reglas del espacio de la nada. No tiene mayor responsabilidad, aparente, y lanza su mensaje. Es en un instante que se expresa y de acuerdo a sus circunstancias, humores, bajo el respaldo de si mismo. La diferencia está en que no es un especialista, ni periodista, sino un lector-opinante, público, una persona común y corriente que desea expresarse para criticar, decir, o avalar algo con lo que está de acuerdo. No hay indiferencia. Es una manera de “solidarizarse” con la comunicación y reflejarse en algo. Ninguna distancia puede atemorizar al internauta. Internet las acortó, más bien las transformó en tiempo real. El riesgo está en esa misma velocidad, los tiempos de no analizar, no reflexionar, ni hacer el recorrido de las lecturas básicas, elementales y hacer en los Códigos Da Vincis. A propósito de este espinoso tema que se debate en una corte británica por un supuesto plagio, dos internautas me escribieron para expresar su malestar por mis comentarios. Desde Italia y Buenos Aires, mujer y hombre, pero ninguno dio a conocer argumentos, lo hicieron desde la cáscara y de la atmósfera del malestar. Sólo calificativos y no se refieren al texto , una visión impresionista tal vez de sus propias experiencias, rabias, frustraciones y deseos. ¿El Blog es un diván freudiano? La mayoría de los comentarios, han sido positivos, de reafirmación, breves, lacónicos, concisos. Lo cierto es que las opiniones son para rebatir, argumentar, decir la otra opinión, enriquecer un texto. Ambos detractores se escudaron en el anonimato y no continuaron el debate. Gajes de los blogs y de Internet, la falta de consistencia, ausencia de todo rigor. Hay quienes se deslizan desde la menopausia del verbo. Camino tan trillado como el silencio. La red deja nadar libremente al pez, escapar y no hay más anzuelo que la propia palabra. Se educa un nuevo verbo, centurión áspero ejercicio, en el raudo circuito planetario del abecedario. Roma imperial, estas palabras, esclavas, insurrectas, salvadas páginas.
No todo en la Red es pantallazo del ego, o vértigo de la nada, pasión del instante, rueda mucha información especializada, única, original, clásica, científica, de apoyo, real. No podemos poner en un mismo saco los exabruptus, brutus lapsus, con los trabajos profesionales, investigativos o creativos. Hay periodismo en la Red, sin duda, del bueno. Y todo el mundo tiene derecho a expresarse. Es un riesgo pero debemos asumirlo y saber diferenciar el valor o no, de cada texto y palabra. Gustavo Ng, periodista de el Clarín de Buenos Aires, uno de los periódicos más leídos del mundo hispano, en una nota titulada: Valparaíso : una ciudad entre el cielo y el mar, ha citado unas palabras mías sobre la mítica ciudad porteña."Escaleras babélicas", las llamó el escritor Rolando Gabrielli, quien recuerda una definición de Pablo Neruda sobre el Valparaíso de los cerros, este gran recodo del mundo, con sus oscuras callejuelas, con sus cerros extraordinarios en que se mezclan la miseria, la alegría y el trabajo como conjunciones conmovedoras.
Es una manera de hacer más periodismo.
Rolando Gabrielli©2006